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Lengua propia es un concepto reaccionario que hay que eliminar

Decía Emiliano Zapata que la tierra es para quién la trabaja, así pues no existen propietarios de la tierra que puedan acumular títulos sobre esta para determinar con lo que ella se hace o para quedarse con parte de lo que producen los campesinos a los que le deja cultivarla. El derecho a la tierra viene dado por el mero hecho de labrarla.

De la misma manera sucede con la lengua. La tierra no tiene lengua, solo hablantes que viven sobre ella y la trabajan. Por el simple hecho que la lengua es una creación humana que usan los humanos. La lengua no es una piedra que forma parte de la tierra. Por tanto aquellos hablantes de una lengua que viven sobre una tierra por el hecho de llevar más tiempo viviendo sobre ella no tienen derecho a otorgarse como hablantes la propiedad de la tierra, y decir que por extensión es la lengua propia de esa tierra.


Si todas las personas somos iguales, todos formamos parte de una comunidad, la lengua de todos ha de ser igual de válida. Por tanto hablantes de español y de catalán como primera lengua son iguales, y estas son sus lenguas propias, que son las habladas en una tierra. Tierra de la que ninguna lengua es impropia. Y la pertenencia de una lengua a una tierra viene dado por el mero hecho de hablarla en esa tierra.



El concepto de lengua propia usado por el nacionalismo, recuerda a la reacción que pretende que las únicas costumbres válidas son las que ellos determinan, y que otros seres humanos que vengan a vivir a su territorio tienen que perder su libertad y son presos para el resto de su vida de lo que otros determinen. Algo así como si un territorio ha sido históricamente cristiano, apostólico y romano, y exigen a los demás la obligatoriedad de ser de la misma manera.

Es también una forma de concebir que la población tiene que ser inmutable y no puede en su libre devenir histórico ir mutando, absorbiendo nuevas costumbres, rasgos culturales o lenguas.

Es de rechazo a la migración, a lo que viene del exterior, y la creencia irracional de que tienen derecho a dominar todo lo que es diferente. De que la identidad solo la pueden definir ellos, como ellos son. Que la medida del mundo es la suya, y que la visión de este que debe ocupar el centro de la sociedad es también nada más que la suya.

El concepto de lengua propia es un discurso a combatir

 

Aceptar el término de lengua propia es asumir una inferiorización, que imponen mediante instituciones de gobierno, no más legítimas, si no simplemente controladas por quién lleva más tiempo y tiene una situación ventajosa para que sigan sus intereses sin respetar la igualdad.

Esto lleva a los hispanohablantes a la no reivindicación de derechos en pie de igualdad, y a asumir la opresión por parte del régimen nacionalista que tiene el poder. Incluso lleva a un rechazo de lo que les es propio, a considerar que tienen que cambiar y dejar de ser ellos, para convertirse en lo que desean los que tienen ese poder.


Y en el fondo es el mismo sustrato que lleva al racismo cultural y a usar términos como colonos, y a partidos ultranacionalistas a rechazar la diversidad de la migración y repudiarla como algo ajeno cuando forman ya parte de la misma comunidad.

Además, el español es la lengua propia de la mayoría de catalanes

El español es la lengua propia de la mayoría de catalanes