Estos días estamos viendo como Viktor Orban, primer ministro de Hungría ha convocado un referendum sobre la "ley homófoba para defender a los niños", una combinación de victimismo y de falsa dicotomía. victimismo porque simula ponerse de parte de los niños (los nacionalistas en Cataluña dirían aquí que defienden el catalán) para privar de derechos a los homosexuales (el régimen nacionalista aquí priva de derechos a los hispanohablantes catalanes), y falsa dicotomía porque igualar derechos a los homosexuales o hispanohablantes no priva de derechos a los niños o catalanohablantes.
Los derechos de los hispanohablantes no pueden ser decididos en Cataluña por diputados nacionalistas catalanes que declaran abiertamente que quieren el dominio cultural y lingüístico de toda la población e instaurar como única lengua pública el catalán por encima de la lengua más hablada por los catales. Tampoco se puede confiar la defensa de derechos a otros que rinden pleitesía a esa misma postura aunque no sean independentistas. Deben ser decididos por la propia comunidad hispanohablante mediante el ejercicio de su propia libertad, o bien mediante el gobierno de España garantizando el español como lengua vehicular. Y también del catalán, aclaración que hacemos porque en seguida alguien inventaría que se va a eliminar el catalán, cuando lo que se hace es defender ambas lenguas, al contrario que el catalanismo que lleva 40 años eliminando el español, los opresores fingiendo ser oprimidos y ocultando sus agresiones.
Los derechos de los oprimidos nunca se pueden someter a la votación de los opresores. Las decisiones tomadas de esta manera terminan siendo una herramienta en manos de gobiernos autoritarios para eliminar garantías legales y erigirse en representantes de la voluntad del pueblo. Dicen que la inmersión es voluntad de los catalanes, pero imponen un rodillo nacionalista e impiden que los afectados tomen su elección libremente. Quién tiene miedo a la libertad, sin duda es un autoritario. Y el régimen nacionalista catalán tiene un comportamiento lingüístico dictatorial.
Los catalanes hispanohablantes no podemos aceptar la democracia iliberal implantada por el régimen nacionalista catalanista que vulnera el estado de derecho. La democracia iliberal es una versión autoritaria de la democracia en su aspecto formal, pero no es una democracia plena. Se respetan ciertos aspectos pero se violan los derechos civiles, en este caso los lingüísticos.
Se usa el control social derivado de la hegemonía nacionalista, y un régimen electoral injusto, para imponer por la fuerza la inferioridad de una comunidad lingüística en Cataluña. El régimen nacionalista ha impuesto una democracia de baja calidad y de abuso de poder, el frente patriótico de diferentes ideologías es otra herramienta más de democracia iliberal, emparentada también con el trumpismo.
Además el parlamento de España debería en un sistema cuasifederal proteger los derechos de la comunidad hispanohablante catalana, la carta magna emanada del pueblo existe para proteger del poder institucional en manos de una facción hegemónica. Como podemos llamar democracia al régimen nacionalista catalán, cuando es esencialmente una etnocracia basada en la identidad cultural y la opresión de sus conciudadanos. Cataluña se ha convertido en una tiranía a nivel de derechos fruto de la dejación de responsabilidades, y de ciertos sectores con simpatías nacionalistas que por consenso han decidido poner los derechos de los catalanes por debajo de las apariencias legales, que en realidad ni siquiera se respetan.
Estos días incluso hemos visto en el Parlamento catalán como los partidos nacionalistas votan en contra de respetar los derechos del Estatuto catalán que ya de por si no otorga plenos derechos.
Los partidos indepes votan en contra de respetar el propio estatuto de Cataluña en cuestión de lenguas, ahora comprendéis que no les importa nada, que sus planes van mucho más allá, objetivo única lengua públicapic.twitter.com/6WyezPWpsd
— Izquierda por la lengua (@IzquierdaLengua) July 22, 2021