Cuando a los catalanes hispanohablantes, que son la mayoría de los catalanes por gran diferencia, casi 3,5 millones de lengua materna español, frente a casi 1,9 millones, solo 3 de cada 10, catalanohablantes, es decir casi el doble, se les impide por todos los medios del gobierno etnocrático catalanista desarrollar su cultura con los medios públicos fruto de su esfuerzo, se les niega la libertad de uso de su lengua propia en los espacios públicos, se les impide tener medios de comunicación de producción propia solo en su lengua como puede hacer la minoría catalanohablante, sus hijos no pueden estudiar en su lengua materna, las instituciones que les maltratan se niegan a comunicarse con ellos en su lengua, quiere decir que no son un gobierno para todos los catalanes, es un gobierno de dominación.
las instituciones que les maltratan se niegan a comunicarse con ellos en su lengua, quiere decir que no son un gobierno para todos los catalanes, es un gobierno de dominación.
Es por esto que todo catalán que habla su lengua materna, el español, al igual que un catalanohablante la suya, es un acto de justicia que reclame sus derechos lingüísticos y en todo un trato igual desde el gobierno, si es un gobierno democrático y para todos los catalanes y a día de hoy es todo lo contrario.
Así pues el que le despoja de educarse en su lengua, de que se le hable en ella desde las instituciones y los partidos, de que se haga cultura en los barrios, teatro, radio, televisión en ella dentro de Cataluña, de que se le reconozca en los premios literarios, en la literatura infantil para sus hijos que encuentra en la biblioteca y en los actos públicos con el uso de esta, o en el parlamento la hablen la mayoría de los diputados, y muchos abusos más... como decimos el que de esto le despoja merece ser tratado como el ladrón que te asalta en el camino, y toda persona honesta que no vaya de parte del despojado, es cómplice y mancha su conciencia.
Los catalanes hispanohablantes, no hemos nacido para estar subordinados por gobernantes que no tienen ningún título de propiedad, que no tienen más derecho a vivir en el territorio que el resto, pues todos debemos ser iguales, y el destino de los catalanes hispanohablantes no es ser ignorados y dominados. Es de urgente necesidad despertar la conciencia lingüística de los catalanes hispanohablantes para que puedan vivir y desarrollar su lengua y cultura en su plenitud.
Es de urgente necesidad despertar la conciencia lingüística de los catalanes hispanohablantes para que puedan vivir y desarrollar su lengua y cultura en su plenitud.
La izquierda actual de Cataluña no independentista colabora con dicha política de dominación del poder, no están con la mayoría de clase trabajadora catalana hispanohablante, de media más pobre, si no con el poder etnocrático, prueba de ello es escucharlos en el parlamento, dónde no hablan la lengua del pueblo que les vota mayoritariamente, si no que actúan de parte de una minoría burguesa que tiene el poder desde hace décadas y que excluye de la dirección social a quién no se somete a su identidad minoritaria.
El despotismo del gobierno catalanista, un gobierno lleno de parásitos y moscas que se multiplican en Cataluña en torno a un poder excluyente y corrupto en función de cultura y lengua como marcador social, donde la consigna para formar parte de su pléyade de indolentes e incompetentes, es apoyar la discriminación, o incluso manifestarse de forma racista cultural, baste ver quién puede acceder a sus medios de comunicación estos días, o a los puestos de dirección social en bastantes ocasiones. Un gobierno que nos ha sumido en la miseria social y nos priva con el neoliberalismo más sangrante de nuestras herramientas comunitarias de bienestar. Así pues rebelarse contra la imposición significa siempre amor a la justicia, a la libertad, y a la dignidad. Por una Cataluña de todos, dónde no haya subordinados y marginados, ni verdugos ni opresores, ni una mayoría de catalanes sin derechos ni espacios lingüísticos.
Por una Cataluña de todos, dónde no haya subordinados y marginados, ni verdugos ni opresores, ni una mayoría de catalanes sin derechos ni espacios lingüísticos.
