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Países catalanes, 10 millones de españoles excluidos por menos de 4

En lo que llaman los nacionalistas catalanistas, Países Catalanes, viven aproximadamente 14 millones de españoles. El concepto de Países Catalanes supuestamente se refiere a la lengua, para indicar que se habla catalán según los nacionalistas. Nada más lejos de la realidad, en esa parte de España tan solo una minoría lingüística la tiene como lengua materna, 3 de cada 10. La lengua mayoritaria es el español. Ni siquiera llegan a 4 millones de esos 14 los que tienen el catalán como lengua materna.

¿Cómo puede entonces, con la connivencia de partidos políticos en teoría no nacionalistas, permitirse la dominación lingüística de 10 millones de españoles, por menos de 4?



 

Fruto de coyunturas políticas en España, un país de 47 millones de habitantes, está permitiendo que en un territorio de unos 14 millones de habitantes menos de 4 millones, unos 3,8 millones, impongan en casi todos los espacios de su vida cotidiana, salvo la cultura generada mayoritariamente fuera de dicho territorio, a 10 millones de españoles una única lengua de uso, en la escuela, los medios de comunicación locales, las actividades extraescolares, la mayoría de las bibliotecas, actividades culturales, actos públicos, comunicaciones institucionales, universidad, etc, etc.

Es decir 1/3 partes de españoles dominados por menos del 8%, a nivel de España. O dicho de otro modo, a nivel de Cataluña por ejemplo, 7 de cada 10 catalanes dominados, privados de su lengua y excluidos del ámbito público por 3 de cada 10

Si tenemos en cuenta toda España, 1,7 millones de gallegohablantes, 700.000 hablantes de vasco, y 3,8 millones de catalanes imponen su lengua, en la escuela, públicamente, etc, en un territorio de 19 millones de españoles, estamos hablando de cerca de la mitad de España. En cuánto a los Países Catalanes se refiere, se está fomentando cultural y lingüísticamente un marco excluyente que supone la construcción de otro país dentro de España.

A todas luces tal situación basada en la lengua es absurda, y priva de derechos a un número absolutamente inadmisible de personas, muy superior a aquellos que se imponen. Como podemos haber llegado a tal situación? es porque parte de la población de esos territorios es de media claramente más pobre, y por tanto vota menos, alejada del poder político y social. Alejada de los puestos que aplican la política lingüística como el profesorado, la cultura, o el gobierno, fruto no solo de la diferencia de clase social, si no también de las medidas políticas que provocan la marcha o la acumulación de poder de una manera etnocrática. 

También hemos llegado a esto por leyes electorales injustas. Por una propaganda que lleva décadas aplicándose desde el poder y que impide cambiar el marco mental que ha generado una servidumbre voluntaria, adoptando los discursos elaborados en el laboratorio nacionalista, y que se aceptan a nivel estatal en base a un victimismo que no corresponde con la realidad excluyente de dichos territorios, dónde la supuesta víctima es verdugo. Es inconcebible que los derechos lingüísticos sean puestos en duda por resultados electorales, ya que ningún partido en el poder debería poder limitarlos. Lamentablemente a nivel estatal también dicha protección ha sido abandonada.

También se debe a que los partidos a los que votan mayoritariamente los castellanohablantes están canibalizados entre sus élites o bien por catalanistas por razón de origen cultural, o bien de personas que no ponen en duda ese discurso de dominación aplicado socialmente que les vuelve sumisas o asimiladas. A nivel de España, la consecución del poder, ha hecho que sea moneda de cambio la política catalanista que lleva la semilla de dominación cultural en ese territorio de ese nacionalismo.

Todo ello culmina con la aplicación de una fuerza que representa a casi la mitad de Españoles sin serlo, dirigida por un grupo que como algunos hongos se adueñan de hormigas y las convierten en zombies, pero son una parte mínima de la población alcanzando un poder infinitamente mayor.

Pero esa cesión coyuntural por los partidos nacionales trae la semilla de la pérdida total de control, ese poder que consiguen los partidos que gobiernan por el interés de toda España, es pan para hoy, y hambre para mañana, permite que en esos territorios no haya discurso en disputa y que el relato generado de manera asfixiante en todos los aspectos de la vida sea incontestado, dónde solo son lejanos ecos aquello que va a la contra.

Les cede todas las herramientas sociales de la vida cercana y cotidiana permitiendo generar una burbuja casi cerrada y aislada. Es la política de la cigarra que nos lleva a un largo invierno.




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