En cualquier territorio o lugar del mundo que hay un conflicto, o una opresión, y no hay resignación si no que se pretende que prenda la llama de la rebeldía, los mensajes se transmiten en las calles, entre la gente común. Las paredes son la voz de los oprimidos que silencia el poder.
Si bien es cierto que en Cataluña precisamente el poder consiente el uso de las calles al nacionalismo pues juegan en su mismo equipo, al mismo tiempo significa que el apoyo o la movilización social está dominado por aquellos que nos privan de nuestros derechos pues son sus mensajes casi en exclusiva los que se ven reflejados. Este último hecho debería hacernos reflexionar que sin base social no habrá cambio posible en materia lingüística, pues es la sociedad la que empuja a los políticos, les sirve de excusa, o inclina la balanza en los momentos decisivos.
Si bien es cierto que en Cataluña precisamente el poder consiente el uso de las calles al nacionalismo pues juegan en su mismo equipo, al mismo tiempo significa que el apoyo o la movilización social está dominado por aquellos que nos privan de nuestros derechos pues son sus mensajes casi en exclusiva los que se ven reflejados. Este último hecho debería hacernos reflexionar que sin base social no habrá cambio posible en materia lingüística, pues es la sociedad la que empuja a los políticos, les sirve de excusa, o inclina la balanza en los momentos decisivos.
Cuando en los barrios oprimidos por el nacionalismo la rabia tiña las paredes significará que realmente desborda el deseo de liberación.
Dejemos el autoengaño, la sociedad está bastante subyugada por el relato nacionalista, si no espontáneamente ya habría réplica a SEPC, Endavant, Arran, Plataforma per la llengua y otros colectivos ultranacionalistas que usan las calles como altavoz. Seguramente a día de hoy serían los mensajes contra la violación de nuestros derechos los que serían silenciados. Aún así, sirven para romper la espiral del silencio y son una vía eficaz y anónima para aquellos que no se atreven a levantar la voz por miedo a represalias laborales u de otro tipo. Al mismo tiempo también son acción que genera empoderamiento y deseo de ir más lejos. Y es una prédica mediante el ejemplo.
Así pues, la creación de imágenes icónicas, de lemas, la cartelería, la protesta, ayudan a crear una imagen reivindicativa que aviva el espíritu, que hace fluir la adrenalina y la indignación. Atraen a la juventud que actualmente se ve arrastrada por el nacionalismo que en realidad es el mismo discurso de los poderosos de Cataluña disfrazado de victimismo. Luchar contra el poder y la opresión atrae, la atracción debe estar del lado realmente discriminado, o se seguirán sumando jóvenes descendientes de migrantes a aquellos que simulan ser rebeldes pero van contra sus derechos.
Hemos recopilado alguna foto de ejemplo de redes sociales o noticias tanto del lado de defensa de nuestra lengua, como de los que apoyan el régimen que nos priva de derechos, por supuesto este es un análisis social, no hacemos apología del "vandalismo".
Las manifestaciones de esta cuestión suelen ser:
pintadas en la calle
carteles
pegatinas, de todo tipo en la calle o pidiendo a centros comerciales el uso de la lengua
vandalización de carteles catalanistas
señales modificadas
rotulos publicitarios con la lengua discriminada añadida encima
Horarios, indicaciones. con las vocales que faltan para que sean en español
etc