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Español, idioma oficial en Andorra y la nueva ley de inmigración racista cultural

Andorra anuncia que va a exigir el nivel A2 de catalán para renovar permisos de residencia y laborales, no así por ejemplo a los trabajadores temporeros a los que quiere seguir explotando laboralmente. Andorra tiene condiciones draconianas para los migrantes y la obtención de derechos y soporte social, menos de la mitad de sus habitantes tiene la nacionalidad para mantener el dominio étnico. Incluso ha llegado a expulsar a los migrantes por tener mala salud. No hay sindicatos, los trabajadores no tienen prestaciones pero son los únicos que pagan impuestos, si estás demasiado tiempo enfermo pierdes la cobertura médica, y muchas otras circunstancias. Veamos que sucede con nuestro idioma en un estado catalanista como Andorra, el supuestamente paradisiaco estado republicano catalán en los Pirineos y porque el español debería también ser requisito suficiente.

Los motivos del gobierno Andorrano son diversos, como el intento de evitar que en los comercios se haga la primera atención en español o en la restauración por los trabajadores del servicio en la hostelería. El español es la lengua más conocida en Andorra. No es un problema de comunicación, es pues un problema de dominio étnico, de clase y de poder. En Andorra conviven como lenguas de mayor uso español y catalán, pero solo una será determinante en la ley de inmigración, esto significa degradar aún más la otra lengua de buena parte de sus ciudadanos. Primero porque se quiere forzar una primacía y molesta su presencia social dejando de ser preferencial el catalán. Y segundo, es un uso racista cultural de las instituciones en relación con la lengua materna mayoritaria del país no considerarla igual de válida que el catalán e imponiendo una norma de lo que debe ser aplastando a las personas.

En Andorra la lengua oficial es solo el catalán sin respetar el español, lengua materna mayoritaria. Basándose en datos de 2019 el español es lengua materna de 43,2% de personas mientras que el catalán lo es solo del 35,7%. Como consecuencia de no tener la oficialidad, las cifras se invierten a la hora de considerar una lengua propia, el 45,9% considera que es el catalán y el 42.6% el español. Además el catalán termina siendo la más utilizada en la práctica a pesar de que el español es el más conocido por el pueblo andorrano. Es decir en Andorra se usa la ingeniería social y el autoritarismo legislativo para minorizar el español.

La conclusión es obvia, el español debe ser lengua oficial en Andorra, antes de que el paso del tiempo y el desgaste de estas políticas sigan minorizándolo. El gobierno de España debe hacer lo necesario desde el exterior en organismos internacionales, en negociaciones con Andorra dentro de convenios que benefician a este país, por la oficialidad del español y todas las garantías que conlleva. Es un deber ético y moral, proteger y dotar a sus hablantes de igualdad de derechos.

Es necesario para evitar la desidentificación con la lengua materna de los andorranos hispanohablantes que ya se produce, eliminando para ello toda jerarquía en la administración, la educación y otros aspectos formales de la sociedad. El no reconocimiento oficial del español constituye una marginalización y discriminación histórica. Supone también un perjuicio para la identificación de la mitad del país como parte de la identidad del territorio.

Es necesario también para evitar que el idioma se use como una estrategia para mantener el control y limitar la influencia de otros grupos sociales. Además la educación en español en un futuro debe ser financiada por el gobierno de Andorra sin necesidad de la Red de educación exterior de España. Y ser dotada de los correspondientes recursos y apoyo para su promoción y desarrollo, facilitando su uso en los contextos formales y la producción cultural en nuestra lengua.

La resistencia al cambio y la inercia institucional son un problema y tiene implicaciones significativas en términos de igualdad lingüística, inclusión y diversidad cultural. Andorra no puede continuar mirando hacia otro lado ante la riqueza cultural y lingüística de la mitad de su población. Dicen enorgullecerse de esta diversidad, pero no tiene un reflejo real en la oficialidad ni un estatus igualitario.

Un gobierno democrático debe fomentar también el empleo oral y escrito de la lengua materna más amplia de sus habitantes. No es aceptable una preferencia injustificada por el catalán, desalentando o poniendo en peligro el mantenimiento y desarrollo de la lengua materna de buena parte de los andorranos. Se debe fomentar la tolerancia, la comprensión y el respeto hacia el español y estimular la comunicación social entre los grupos de población para que sea oficial.

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