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La asociación de racismo y catalanismo estigmatizará la inmersión


Cuando la opinión pública identifique el racismo y el catalanismo se convertirá en símbolo de división y exclusión, generará rechazo y distanciamiento hasta ser residual. Las políticas e ideología del catalanismo están preñadas de racismo. Por ejemplo, el para ser catalán hay que hablar catalán es una frase racista porque es etnocéntrica e implica una visión excluyente. Discrimina y margina a la mayoría de catalanes tratando de hacer ver que la ciudadanía o incluso la identidad está estrechamente ligada a un solo idioma minoritario. Invisibiliza la diversidad lingüística de Cataluña y su primera y mayoritaria lengua, el español. Este pensamiento racista se usa para quitarnos derechos lingüísticos, movilidad geográfica, derecho al trabajo, a la cultura, a la educación en la lengua mayoritaria y mil discriminaciones más por considerar esencial lo que en la realidad es un fragmento de la sociedad.

Lamentablemente se ha conseguido a base de controlar la opinión pública que sea respaldada por un 72% según las encuestas  la idea de que el catalán te haga catalán, casualmente es el mismo porcentaje que aquellos que saben hablarlo incluso aunque no sea su lengua. Si se viera como racismo, no existiría este vínculo entre identidad y lengua que es uno de los factores que nos impide finiquitar la inmersión y por eso debemos romperlo.

Si el catalanismo pasa de la falsa etiqueta de "oprimido" y el victimismo, a la etiqueta del racismo, tendrá un efecto profundamente negativo sobre la inmersión, generando rechazo y estigmatización hacia quienes la defienden. Se manifestaría en chistes, comentarios de desagrado y en la percepción general se identificará con ciertas características e ideologías. Esta asociación puede provocar que muchas personas opten por ver la inmersión como algo negativo e irá acallando a sus defensores por temor a ser malinterpretados o atacados.


El régimen lingüístico catalanista se convertirá entonces en un símbolo de división, cuanto más conflicto genere, más problemática será considerada la inmersión. Este tipo de estigmatización no solo perjudica a sus políticas excluyentes, si no también a tratar de extender una idea de identidad que prescinde de nuestro idioma. Además es una emboscada de la que es imposible salir, cuanta más fuerza se hace por imponer el catalán, más se visibilizará como racismo, cuanto más gesticulen, más se hundirán en las arenas movedizas. La única manera de desvincularlo del racismo que tendrán es rendirse.

La propagación de la idea de que la inmersión catalanista y las políticas lingüísticas del régimen étnico están vinculadas al racismo se debe comenzar a través de medios de comunicación y redes sociales. Este paso está ya avanzado en redes sociales, pero los medios de comunicación todavía no han sido capaces de asumirlo para usar las palabras explícitamente. Para que eso suceda se necesita mucha pedagogía antirracista, argumentos y explicaciones que harán que los medios de comunicación no crean que puede representar para ellos un alto coste social.

Cuando la didáctica este hecha desde los medios de comunicación la sociedad estará preparada para hablar de racismo, dialécticamente preparada para defenderlo, y a fuerza de repetirlo con constancia formará parte de la opinión pública. Algunos grupos pueden empezar a promover esta asociación, utilizando casos para reforzar su narrativa. Será preciso que organizaciones, activistas y figuras públicas con agendas políticas o ideológicas amplifiquen esta idea, como ya está haciendo el partido Izquierda Española. Habrá personas que sientan confusión o incluso incredulidad, pero algunas empezarán a adoptar el discurso y otras irán siguiendo la corriente.

Habrá polarización provocada por la reacción del catalanismo que quiere mantener la dominación. Es inevitable, por el mero hecho del miedo a perder el poder y lo mucho que se extendió su relato victimista. De hecho aquellos que lo consideren su identidad cultural pueden sentirse atacados y reaccionar en su defensa, con lo que será necesario exponer conceptos muy sólidos y fáciles de transmitir, pero mientras otros se distanciarán de la inmersión. Por supuesto el catalanismo discriminatorio tratará de darle la vuelta poniéndolo como incluyente, afirmando que te hace pertenecer a la sociedad catalana,

En esta fase no hay que tener dudas ni echarse atrás, si acaso endurecer el discurso, cuanto más perdido más duro peleará el régimen étnico. Una de las consecuencias es que se incrementará el número de personas dispuestas a la resistencia contra la inmersión, esto romperá todavía más el mito del consenso, y pese a la radicalización del catalanismo le restará apoyos inevitablemente. El catalanismo tratará de intimidar y será preciso ser inflexible para que los hispanohablantes no traten de evitar el conflicto. Pero solo el conflicto hará necesaria una solución, y por tanto el cambio.

Estigmatización y exclusión de las políticas racistas y la inmersión. Si perseveras lo suficiente, la percepción negativa puede consolidarse, de manera que el rechazo sea generalizado. Las instituciones, los partidos, las escuelas, empezarán a desincentivar la inmersión para mantener la paz social, las políticas públicas empezarán a poner límites a la inmersión.

Desplazamiento del racismo lingüístico, finalmente la percepción negativa se convierte en norma, y en ese momento empieza a desaparecer de la esfera pública, la inmersión quedará relegada a segundo plano y solo grupos minoritarios la continuarán defendiendo pero con menos visibilidad y eficacia. La opinión pública se volverá indiferente a largo plazo, y se le restará importancia. La inmersión será símbolo de exclusión, divisiva de la sociedad y desaparecerá para siempre.