Se ha puesto de moda el trato despectivo, la ridiculización, exageración o incluso el doble rasero a la hora de juzgar una misma situación, incluso entre la "izquierda" cuando se reclaman los derechos lingüísticos que pisotea el régimen nacionalista catalán, como si los niños y estudiantes catalanes hispanohablantes tuvieran culpa de que su lengua fuera más hablada y por eso fuera justo ser discriminado. Vamos a hacer una comparativa entre el idioma de las pruebas de acceso a la selectividad, que precisamente ayer ridiculizaba En Comú Podem hablando de conspiranoia en el Parlamento catalán y el País Vasco y las pruebas en Madrid para ejercer de abogado.
Diglosia, en Cataluña el español vive una diglosia en la escuela y el ámbito académico. Ha sido completamente excluido mediante la inmersión y solo se estudia como lengua extranjera fruto de las maniobras del régimen nacionalista catalán que como veíamos incluso la CUP reconoce que su intención es convertir en única lengua pública al catalán.
La diglosia es la situación en la que coexisten dos lenguas en una comunidad de hablantes, pero se emplean en ámbitos diferentes, en el caso de Cataluña el ámbito formal, educativo, institucional, la cultura producida en el territorio, es el catalán (para toda la población de manera forzosa), y el español está destinado al ámbito familiar (en este caso solo para aquellas familias que lo hablen) de tal manera que una termina suplantando a la otra incluso cuando hay libertad para ello ya que tiene más prestigio, y los alumnos dominan más su expresión en el ámbito académico que su propia lengua materna, el español. Se alcanza pues una sustitución, algo que se afirmaba no era el objetivo de la inmersión, pero ahora ya se atreven a reconocer los nacionalistas.
Esta diglosia se suma a las trabas que pone la Generalitat para hacer el examen de acceso a la selectividad en la lengua materna de la mayoría de catalanes, mediante tácticas tramposas como no disponer del examen en número suficiente, no informar, no dar la oportunidad de escoger en igualdad de condiciones, retrasar el tiempo de entrega del enunciado, anotarlo como incidencia, o incluso el ambiente que como vemos de burla generan partidos como En comú podem.
Después se dice que son pocos los alumnos que escogen las pruebas en español y se pretende que no hace falta hacerlo. Es decir se excluye una lengua de la educación durante años, se pone trabas a su uso en los exámenes, y por encima culpabilizan a sus hablantes de que no la reclaman, cuando se ha hecho ingeniería social y dominación durante décadas a los niños desde los 3 años para que no lo hagan. No puede ser más demagógico.
La prueba de que existe diglosia es precisamente que los niños no escogen su propia lengua materna en la que se supone que tendrían que poderse desenvolver perfectamente para el examen. Han asumido que la lengua de la educación no puede ser la suya propia, el español, y seguramente hasta se sienten más cómodos ya que el lenguaje técnico no lo han podido aprender en su lengua. Se ha normalizado una situación anormal como es no usar teniendo la opción la propia lengua.
Esto es un problema educativo y precisamente la solución es, reducir la inmersión y que los niños puedan aprender también en su lengua materna, de manera que asocien el español al ámbito académico, la cultura, y alcancen mayor plenitud en el uso técnico y culto de su propia lengua, algo que no miden las pruebas de lengua española.
No habrá plena normalidad en Cataluña hasta que pudiendo escoger, escojan su propia lengua para su uso en las pruebas, y también en la escuela.
En cambio en este artículo de naiz quejándose sobre la cantidad de personas que harán en vasco la prueba de acceso a la profesión de abogado, podemos leer toda clase de argumentos, algunos muy parecidos, pero con una reacción despectiva dependiendo de qué hablantes sean los sujetos que reclaman, consideran sano aplastar a la población de un territorio desde el poder nacionalista cuando se trata de hispanohablantes, que todo está justificado. Mientras se reirían de argumentos tales como usan los euskaldunes como el de "miedo a quedar marcados" imaginemos que ocurriría si eso lo dice algún hispanohablante, lo calificarían directamente de extrema derecha, pese a que en Cataluña existe un régimen nacionalista etnocrático, donde el acceso por ejemplo al govern está claramente sesgado por factores de lengua y cultura.
Los hablantes de las lenguas regionales en España han soportado burlas en el pasado, hoy día hay que soportar burlas ante situaciones de discriminación que nos recuerdan a épocas pretéritas y autoritarias, burlas que vienen por parte de aquellos que tienen el poder, el gobierno, las leyes y las instituciones y controlan la educación y están implementando una remodelación nacionalista de la sociedad mediante ingeniería social.
Curiosamente podemos ver como se pone especial atención desde el ministerio de justicia de España en que servicios de traducción se desplacen para realizar la traducción de la prueba de abogacía en lengua cooficial y asumir el coste económico, pero desde En Comú Podem se burlan como podéis ver en el vídeo de una reivindicación en una prueba donde son más de la mitad de los catalanes (en estas pruebas el porcentaje de vascos es infinitamente menor a la mitad) y no acepta tener disponible más exámenes supuestamente por la logística y el coste, parece ser que la economía está por encima de los derechos, algo que en el terreno económico no aceptarían para lenguas regionales. La hipocresía y el doble rasero rigen su razonamiento. La Generalitat en cambio se esfuerza en discriminar y marginar, quién se plantea como oprimido en realidad es el opresor.