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Cancelar a Joel Joan

Es francamente llamativo ver como se dramatiza porque cancelen a Joel Joan, de repente la izquierda que no tiene ningún problema porque cancelen a directores de cine o actores por tuits o por la mala imagen que pueden suponer según que comportamientos ahora si ven inconvenientes. A veces son personajes que se han acercado al procés para vivir de él los que se alteran. 



Hipócritamente pretenden que siga ese silencio sordo y soterrado de todos los que en Cataluña han osado contrariar al procés y han visto como dejaban de tener ofertas de trabajo o les eran rescindidos sus contratos, y no solo en el mundo del espectáculo, si no en medios de comunicación y otros sectores. O que sencillamente no pueden hacer teatro en su lengua materna porque 3/4 partes del teatro por la política dominadora del régimen nacionalista se hace en catalán. Y como directamente muchos callan por pensar que tendrá repercusiones para su vida profesional y social, todo ello ante el silencio deliberado de quienes ahora se quejan, e incluso bajo su ataque furibundo negando la realidad, para mantener la imagen victimista.



Un Joel Joan que seguramente no va a tener muchos problemas e incluso privilegios dentro de Cataluña por su posicionamiento político agresivo, que es cercano a las posiciones políticas del gobierno catalán y el clientelismo reinante. Solo hace unos días va a un restaurante y monta un espectáculo que deriva incluso en comentarios de otro nacionalista pidiendo quemar el local, y el propio Joel Joan solicita a posteriori que quiere que esté todo en catalán y que sea la primera lengua y más visible y que los hispanohablantes nos veamos relegados.



Cómo es lógico esta actitud hacia millones de catalanes, no puede gustarles, y el teatro es un espectáculo y como tal el público decide si quiere asistir o no, si les resulta simpático o no un actor, o por el contrario les genera repulsión, y por tanto también quién le contrate puede decidir en función de esto cancelarlo. Aquí el problema no ha sido una cancelación más de un personaje indeseable, o por motivos políticos, si no por comportamiento impregnado del racismo cultural que además viene acompañado de un ambiente de acosos a camareras, cajeras o inmigrantes por razón de lengua, y que sea más o menos grave contribuye a este caldo de cultivo.



El problema ha sido que de repente no se comportan como vasallos los que son humillados, como siervos temerosos, y deciden rechazarlos. Algo a lo que no están acostumbrados, pues consideran Cataluña su corralito, ellos sus caciques, y hace 40 años que tienen el poder de manera inflexible, restringiendo incluso a los niños pequeños de más de la mitad de la población el uso de su lengua materna sin ninguna clase de pudor.


Lo que el intentó hacer por usar una carta en español a un local ahora le ha venido de vuelta como un boomerang, y no por la lengua que habla, si no por su comportamiento. Y sí, que esto suceda más veces con todos aquellos que consideran que la única lengua pública de Cataluña debe ser solo una, que pueden privar de derechos, incluso sin grandes alaracas, si no por la política, por la exclusión, la marginación y la dominación, reciban el rechazo de la población... y no por motivos políticos, si no por no respetar la igualdad de todos los hablantes, quizás comenzaría a cambiar las cosas. Lo que genera miedo es que se deje de servir y aguantar dócilmente, la revuelta del dominado.


No sabemos si habrá gente que decida encartelar las proximidades del teatro dónde va a actuar u otro tipo de protesta ahora que lo han recuperado, pero que el señor Joel Joan genere rechazo es algo natural.