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Política racial para una siniestra Agencia Catalana de Inmigración

Para el catalanismo la lengua es la raza.

Junts quiere la creación de una siniestra Agencia Catalana de Inmigración, es la noticia que acaba de llegar.

Política racial catalanista o Política de conquista lingüística:
Junts está lanzando aullidos para apoderarse del control de la política migratoria, que pertenece a España que es quien da la residencia. Hoy como ayer, el catalanismo se deleita con la misma vieja ansia racista de Pompeu Fabra. El motivo porque lo desean es "la raza/lengua" de una minoría. Según las fuentes pretenden que haya "el deber de conocer y usar el catalán".

Aceptar el racismo catalanista como solución:
De la manera más retorcida se afirma que se tendrá "el derecho de recibir cursos para aprenderlo", la herramienta de asimilación, de dominación, de conquista, convertida en derecho. Imagina que te digan que tienes derecho a llevar cadenas para ser esclavo, que tienes derecho a recibir latigazos para obedecer. Un razonamiento absolutamente fascista, donde el mal es el bien, y el bien el mal. El neoracismo actual se plantea como resolución de conflictos, el odio racial/lingüístico plantea la diferencia como un problema, que se resuelve aceptando las tesis de control y dominación del racismo. De nuevo lo malo como bueno, y lo bueno como malo. En lugar de combatir la discriminación, se apoya.

Lenguaje racista positivo:
Es una política migratoria profundamente racista y excluyente disfrazada de "integración". Si, en su línea de "lenguaje racista positivo", lo están llamando "integración cívica" cuando no hay nada que integrar. Se buscan todas las palabras que generan simpatía del diccionario para adjetivar el racismo. La gran mayoría de migrantes en Cataluña hablan español ya que proceden de América y en mayor o menor medida descienden de españoles. Obligar a aprender el minoritario catalán es una forma de coerción cultural a quienes no se ajustan a esta narrativa.

La integración es dominación racista:
La integración ni siquiera es una buena excusa, es una trampa insidiosa que se disfraza de benevolencia, pero en realidad es una forma de dominación que busca subyugar a la mayoría hispanohablante catalana a una minoría ultranacionalista y fundamentalista, cegada por una mística fanática de la raza/lengua. Cuando se habla de "integración", se impone la idea de que los recién llegados deben renunciar a su naturaleza.

Parla català o emigra institucionalizado:
El catalanismo declararía válida solo la lengua de una minoría, e invalida la de la mayoría, al no ser ya suficiente.


Colonialismo catalanista:
Este proceso de asimilación no es más que una estrategia de control que refuerza la supremacía de un grupo sobre otro, perpetuando estructuras de poder arcaicas catalanistas que oprimen y despojan a los migrantes de su identidad, dignidad y diversidad. Al exigir que se conformen a un modelo cultural específico, se niega su derecho a existir plenamente y se les obliga a ser ciudadanos de segunda clase en un sistema que se presenta como inclusivo, pero que, en última instancia, solo busca controlar y homogeneizar lo "diferente". ¡La integración no es más que una forma encubierta de colonialismo cultural!

El catalán ni "integra" ni incluye:
Es absurdo afirmar que una lengua materna de solo el 30% de la población en Cataluña, y el 8% en España, es más integradora que aquella que conoce y sabe hablar el 100% en Cataluña y lengua común de toda España. Si el objetivo es la inclusión y la cohesión social, es contradictorio imponer como requisito el catalán, que solo aumenta la barrera para los migrantes y por tanto refuerza la exclusión.

La lengua común ya incluye, dos lenguas excluye:
En que país del mundo se exigen dos lenguas a la migración?. La verdadera inclusión se facilita mediante una lengua común, compartida por toda la sociedad, que permita la comunicación entre todos sus miembros sin forzar una asimilación por parte de un grupo reducido identitario. Exigir el catalán es negar que el español es nuestra lengua materna mayoritaria. Es una barrera más. Es una frontera más. Es un obstáculo más. Además sería una discriminación respecto a los migrantes de otras comunidades autónomas.

Forzar aprender catalán no es ningún favor:
Sin catalán es posible vivir y trabajar, o debe serlo, en toda España. El español nos garantiza la igualdad, los derechos fundamentales y el acceso laboral. El catalán como requisito es un obstáculo más. Los beneficios nunca son obstáculos, ni forzosos. Si es un beneficio ya será adquirido por propia voluntad. Si se teme que no sea así, es que no se trata de un beneficio real si no la voluntad dictatorial de una minoría, enmascarada.


España no es Andorra:
El español es también mayoritario en Andorra, pero dicho país no reconoce a la comunidad hispanohablante su idioma como oficial, esta política racial catalana no anularía el español como lengua oficial, pero le quitaría su valor y los derechos que genera, una aberración que quizás solo se daba en la Sudáfrica del Apartheid.

El catalán forzoso excluye a los hispanohablantes:
El catalanismo quiere aplicar una idea semejante, el catalán para obtener permisos de residencia, y sienta las bases para una exclusión sistemática de las comunidades migrantes, creando un entorno hostil en lugar de uno inclusivo.

La lengua catalana reforzará la xenofobia:
Este tipo de políticas no solo refuerzan la xenofobia, sino que también reflejan el racismo estructural al disfrazar el catalanismo como una política de inclusión.

Asimilación forzada:
Exigir el aprendizaje de un idioma como condición para la aceptación social no es integración, es asimilación forzada.

Las medidas que deberían facilitar la inclusión de los migrantes deben basarse en la empatía, el respeto por la diversidad cultural y el reconocimiento de que no es el idioma lo que define la dignidad humana y ni siquiera a la gran mayoría de catalanes.

Una propuesta positiva:
Instalarse en el "no" sin ofrecer una propuesta alternativa positiva es una estrategia suicida que condena cualquier movimiento opositor al fracaso. Al rechazar sin presentar una visión alternativa, se corre el riesgo de dejar el campo político abierto a la única narrativa que se impone en el debate. Esto no solo diluye la capacidad de influir en el discurso, sino que también da la impresión de que no hay opciones viables, lo que a su vez desanima a quienes buscan un cambio.

La falta de una alternativa clara permite que la idea dominante se establezca como la única solución posible, debilitando la legitimidad de cualquier crítica y reforzando el status quo. En última instancia, esta postura de negativa perpetua el ciclo de conformismo y resignación, donde la verdadera innovación y el cambio quedan relegados a un segundo plano, dejando a la sociedad atrapada en una dinámica de estancamiento. ¡Es esencial que el "no" sea acompañado por propuestas audaces que inspiren y movilicen, o seremos cómplices de nuestra propia marginalización en el debate político!

El arraigo automático de los hispanohablantes en España:
Esta es la propuesta positiva. La implementación de un arraigo automático para migrantes hispanohablantes en España, eximiéndolos de la necesidad de demostrar la integración cultural y lingüística. Debido a los vínculos históricos y culturales con España, los latinoamericanos no deberían enfrentar los mismos requisitos que otros migrantes tal como sucede con la nacionalidad que no es de 10 años, si no 2 años.

El arraigo automático evita la discriminación en el proceso de inclusión
, garantizando derechos plenos a los migrantes hispanohablantes, considerándolos ya incluidos, y rechazando la exclusión catalanista. Aquí detallamos más esta propuesta.